Lo de "comer" de la política tiene su cosa, o bien te conviertes en uno de tantos fanáticos que pueblan la faz del régimen andaluz, o bien en un sencillo y vulgar agradaor, dizque palmero de cuanta copla -habida y por haber- te suene desde los altavoces de la PSOE.
Son los estómagos agradecidos de la mamandurria política andaluza, que los hay a cientos, qué digo cientos, miles; siempre con el bicarbonato a mano para facilitar la digestión de tanta rueda de molino con la que a diario comulgan. Aunque son peores, si cabe, los que encima van y se lo creen, es decir: esos talibanes de toda tropelía en que se convierten los fanáticos de la causa.
Pues bien, esta quincalla del poder omnímodo de la PSOE, esta cohorte de paniaguados, de aduladores a sueldo, andan con la mosca detrás de la oreja ante la posibilidad de que, el próximo 25M, el cortijo que les ha dado cabida durante décadas pase a manos de otros administradores.
Y es que, poseídos como están de tan fundado temor, da cague verlos... que esto, como siga así, va a acabar pareciéndose a la primera temporada de The Walking Dead... o a la segunda, que da más "canguelo" todavía... pues ante la más ligera sospecha se abalanzan, ávidos de sangre, sobre la yugular de cualquiera que tenga pinta de ser enemigo del RÉGIMEN
(así, con mayúsculas)
... ese RÉGIMEN que, como LA VIDA de la canción de Violeta Parra, les ha dado tanto
...quizá... demasiado.
